A PARTIR DEL PRÓXIMO 4 DE FEBRERO EN SALAS DE TODO EL ESTADO
En un momento en que la relación de la sociedad con los políticos pasa por una crisis de confianza y en el que los ciudadanos se movilizan reclamando nuevas formas de abordar, plantear y resolver sus necesidades sociales, culturales y económicas, el documental Palme recupera la figura de un líder único, un político polémico y extremo que, más allá de su ideología, defendía una política comprometida, coherente y cercana.
Olof Palme, primer ministro sueco, fue asesinado de un tiro por la espalda en febrero de 1986. El magnicidio sigue sin resolverse y el crimen ha sido atribuido a todo tipo de presuntos enemigos potenciales: desde ultraderechistas suecos, chilenos o alemanes, pasando por un alcohólico, terroristas kurdos o los servicios secretos del apartheid. Ello demuestra que la lista de quienes le odiaban era tan extensa como la de quienes le recuerdan como un símbolo internacional defensor de la democracia y los derechos sociales.
La profesionalización de la política ha ampliado inevitablemente la distancia entre el ejercicio de la política y la realidad que esta política debe luchar por mejorar, entre la figura pública del político y la persona que hay detrás. Olof Palme no conoce esta división. Ejerce igual de persona que de político. Le mueven los mismos principios y emociones, tiene la necesidad de expresarse apasionadamente. Su compromiso va más allá del compromiso político, es un compromiso moral y vital.
Palme habla sobre su vida y su tiempo, de la Suecia que creó y de cómo, en un paso más allá, determinó las relaciones entre países de regímenes opuestos. Conocemos Olof Palme a través de películas familiares que contrastan poco con su vida pública. Una oportunidad única de acceder a los archivos privados de la familia Palme, fotografías y películas en 8 mm, así como de escuchar el testimonio de su familia al completo y de los amigos más íntimos.
El documental nos lanza a una reflexión profunda sobre la clase política actual y nos ofrece una guía. La película arranca con una pregunta del mítico periodista David Frost: "¿Cómo le gustaría que le recordaran?". Olof Palme responde: "Espero no pensarlo hasta el último suspiro. Pienso que desde el momento en que piensas en tu esquela, empiezas a tener miedo, te atreves a hacer menos cosas y pierdes vitalidad. ( ... ) Debemos hacer la vida tan digna como podamos. Esto es el principio básico de mi ideología política".