ENTREVISTA A MATS BJÖRKMAN
Entrevistamos a Mats Björkman, director de Sydkusten Media S.A., para conocer cómo ha sido su experiencia como Delegado de Málaga – Costa del Sol de la Cámara Hispano-Sueca y conmemorar así su gran contribución a la institución a lo largo de diez años.
- ¿Podrías compartir cuál ha sido tu mayor reto en lo que respecta a la dinamización sociocultural y comercial hispano-sueca en Costa del Sol?
– Sin duda el mayor reto como delegado en una zona como la Costa del Sol es compaginar las dos culturas y en particular los dos idiomas, para facilitar los encuentros empresariales. En Madrid el idioma de la Cámara es de manera incuestionable el castellano, pero en la Costa del Sol hay muchos emprendedores suecos que no dominan suficientemente el idioma local. Esto es por supuesto un handicap y algunos deberían esforzarse más en aprender - en su propio interés - pero también hay muchos recién llegados o que están aquí sólo partes del año, lo que dificulta su integración.
He procurado facilitar una plataforma donde nadie se sienta excluido, ni los suecos que no están tan integrados ni los españoles, que muchas veces son minoría en nuestros encuentros.
- ¿Cómo han evolucionado las relaciones hispano-suecas en los ámbitos que abarca la Cámara desde que usted asumió el cargo hasta el día de hoy?
– Espero haber contribuido a un conocimiento mutuo más profundo entre la cultura sueca y española. Con este propósito he promovido eventos donde se ha dado a conocer la idiosincracia de ambos, a través de visitas a empresas, conferencias o encuentros informales tipo After Work.
- ¿Qué te ha aportado profesionalmente tus experiencias al mando de la Delegación de Málaga – Costa del Sol en la Cámara de Comercio Hispano-Sueca?
– Han sido muchas cosas a muchos niveles. Ser delegado te da el privilegio de conocer en primera persona a los más destacados personajes del sector empresarial local, así como a representantes de la administración. Además he valorado mucho ser parte de la Junta Directiva y trabajar codo con codo con tantos destacados emprendedores. El hecho de que me haya permitido viajar de manera regular a Madrid, donde una vez estudié en la Universidad Complutense, sin duda ha sido un plus.
- ¿Cuál es su mejor recuerdo de todo tu periodo como delegado?
– Es difícil destacar un hecho en particular. Han sido tantos. Quizás aquellas ocasiones en las que he percibido el enorme interés que los españoles tienen por el sector empresarial sueco, expresado en una gran afluencia cuando hemos organizado encuentros donde nos hemos dado a conocer a un público más amplio. Por mencionar dos eventos concretos, el que promovimos con el Centro de Iniciativas Turísticas de Marbella y el entonces director de IKEA Málaga John Ellis, que congregó a unos 200 participantes en el Hotel Incosol o el que el año pasado reunió a más de cien personas en el Centro Comercial Plaza, en Nueva Andalucía, donde hice de moderador.
- En tu opinión, ¿cómo se presentan las relaciones bilaterales entre ciudadanos suecos y españoles en el área?
– Hay una base muy sólida con una presencia empresarial sueca importante en la Costa del Sol. Es cierto que la mayoría son pequeñas empresas o autónomos, pero cada vez más hay por ejemplo Call Centers que contratan a centenares de suecos, muchos jóvenes de su país de origen, lo que presenta muy buenas perspectivas para una evolución positiva en el futuro.
- ¿Podrías desvelarnos cuáles son tus proyectos a partir de ahora?
– Este año ha conllevado muchos cambios, quisiéramos o no. Yo soy de los que siempre veo el vaso medio lleno y he aprovechado la crisis para replantearme muchas cosas. Una de ellas ha sido ceder el cargo como delegado a alguien que pueda aportar nuevas ideas y estoy encantado de que sea Pelle Lundborg. Es para mi la manera perfecta de cerrar este ciclo.
En cuanto a mi futuro os voy a dar una exclusiva: Estoy a punto de publicar una novela histórica, basadas en hechos reales, que creo que va a dar de hablar. De salida, la obra es en sueco, pero ya estoy trabajando en una versión española, ya que se desarrolla en Granada hace casi cien años.