El pasado 13 de octubre, la Organización Internacional de Normalización (ISO por sus siglas en inglés) publicó la versión en inglés de la ya esperada norma ISO 37001:2016, conocida familiarmente como anticorrupción o antisoborno. Grandes multinacionales, en especial las que trabajan en países menos desarrollados, se exponen con frecuencia a situaciones donde hay un riesgo de soborno. Si ya los departamentos de Recursos Humanos (RRHH) han ido sumando mayores responsabilidades con las últimas tendencias de gestión, ahora se les presenta un nuevo reto. Contribuir activamente a la prevención del soborno. Leyendo detenidamente la Norma, salta de forma clara a la vista el gran protagonismo que debe tomar el departamento de RRHH en la puesta en marcha de esta norma en las diferentes organizaciones, empresas o asociaciones en la lucha contra el soborno y la corrupción que está siendo una verdadera lacra común en nuestra sociedad del siglo XXI.
Entre las responsabilidades de este departamento no está solamente asegurarse de hacer una correcta selección en los puestos considerados sensibles dentro de la organización, sino también en implantar toda una serie de aspectos que, combinados con unas buenas prácticas de management, contribuyen a prevenir que no se produzcan sobornos en la empresa, organizaciones o asociaciones.
Por ello una organización que aspira a la certificación ISO 37001 debe contar con un departamento de RRHH con conocimiento en métodos anti soborno. Su primera tarea consistirá en trasladar expectativas, prácticas y políticas activas a todos los niveles de la organización. Al igual que en otros sistemas de gestión, el compromiso que debe asumir y cumplir la dirección es condición sine qua non para que tenga éxito. El equipo humano debe saber lo que realmente quiere el equipo directivo y gestor de la empresa. En el momento de la verdad un trabajador debe tener la claridad absoluta de cómo le puede afectar denunciar una situación fraudulenta.
Por este motivo, nos debemos hacer las siguientes preguntas para saber si una organización está de acuerdo en cumplir con la certificación. ¿Está la empresa dispuesta a renunciar a un beneficio en aras de cumplir con su política anti soborno? ¿Hará lo posible para facilitar que los trabajadores puedan denunciar una situación de soborno? ¿Defenderá la integridad del trabajador? ¿Se asegurará de que no será perjudicado? Aquí no puede haber dudas.
Dado que las personas son tan importantes para que tenga éxito el sistema, el departamento de RRHH debe conocer muy bien a cada una de las personas que expone a situaciones de riesgo y las motivaciones que podrían llevar a una práctica no deseada. Un ejemplo de ello sería un sueldo variable excesivo. También deben formar a cada uno de los empleados en cómo actuar en caso de ser testigos de situaciones de soborno asegurando siempre el anonimato. El auditor certificador mirará todos y cada uno de estos aspectos y deberá realizar un informe detallado del cumplimiento. La norma ISO 37001 es suficientemente robusta como para obligar a una organización pública o privada a asumir un compromiso contra prácticas de soborno. No solamente en palabras e intenciones sino en la práctica real.
Para ello, es obvio que no será suficiente con implantar un sistema, también hay que certificarlo. De ese modo ya no hablamos de intenciones, sino que pasamos a hechos. Con esta norma, los más interesados, que podemos ser los consumidores, contribuyentes, competidores y un largo etcétera, disponemos ya de una herramienta para poder identificar a las organizaciones con menor riesgo de verse involucradas en un escándalo de soborno. Exigir que estén certificados según la Norma ISO 37001 obligará a que implanten estas buenas prácticas.
GUSTAF HORN
Consejero delegado de EQA