En los últimos años es cada vez más habitual minimizar la necesidad de tamaño para la internacionalización de las empresas. La gran reducción de todo tipo de costes gracias a la tecnología (comunicaciones, prospección de mercados, marketing internacional), junto con el ascenso del fenómeno de las startups, han fortalecido esta idea de que internet permite internacionalizarse a cualquier empresa por pequeña que sea. Pero, ¿es eso cierto? Nuestra experiencia con numerosos proyectos de internacionalización nos demuestra que el tamaño sigue siendo importante.
¿Significa esto que la pyme o la microempresa no pueden internacionalizarse? Nada más lejos de la realidad: es totalmente cierto que, en los últimos años, el tamaño necesario para acometer la internacionalización se ha reducido, y la variedad de herramientas con las que una microempresa puede subsanar su carencia de dimensión ha aumentado. Algunas de estas estrategias podrían ser:
La asociación con competidores. Aunque resulte sorprendente, empresas competidoras en el mercado local pueden ser los colaboradores naturales en algunos mercados internacionales. En una ocasión estuvimos trabajando en la constitución de un consorcio de empresas de e-learning cuyo caso podemos citar. Las diferentes empresas miembros del consorcio ofrecían servicios que podían solaparse entre sí, lo que las convertía en competidoras; pero, gracias a la alianza, pudieron afrontar el coste de una oficina permanente en Colombia, que ninguna de ellas hubiera podido establecer por su cuenta.
Proveedores y subcontratistas también pueden cumplir esta función de aliados para abrir mercados conjuntamente con mayores posibilidades de éxito.
Internacionalización a través de un cliente previo en España. Este cliente puede ser tanto una empresa española con presencia en mercados exteriores, como una multinacional extranjera cuya filial española empuja la adopción del producto o servicio de nuestra empresa en otras de sus filiales. Enrique Alomhalla, CEO de Netzima, empresa especializada en automatización de aplicaciones de gestión empresarial multiplataforma, nos explica que su primer cliente internacional fue la matriz de un grupo multinacional al que accedió desde la filial española.
En cualquier caso, lo que nos permite la dimensión es el acceso a mayores recursos. Como siempre insistimos, la internacionalización es un proyecto a medio plazo, que consume recursos, tanto financieros como humanos. Gracias a la tecnología, hoy es más posible que nunca antes sustituir recursos financieros por recursos humanos y trabajo; pero sigue existiendo una necesidad de financiación que no es posible soslayar.
Nos encontramos en una crisis en la cual la financiación pública (a través de instituciones como ICEX, CDTI, etc.) se ha vuelto limitada, y la financiación bancaria se ha vuelto cara. Es por esta razón por la cual están creciendo otras opciones como el capital riesgo, capital semilla o business angels. Sin embargo, hay que tener en cuante que esta clase de inversores profesionales tienen requisitos muy estrictos para financiar un proyecto, en aspectos como:
Planificación: es necesario mostrarles un plan de negocio profesional, exhaustivo y creíble.
Proyecciones financieras: la viabilidad financiera del proyecto y los retornos esperados para el inversor tienen que ser sólidos.
Profesionalización de la gestión: la empresa debe cumplir unos estándares de gestión, procesos, control.
Pero es que, además, conseguir la entrada en el capital de estos inversores tampoco es la panacea para la internacionalización. Esta forma de financiación sólo es un factor entre los muchos que afectan a la competitividad, e impone ciertas servidumbres que es necesario valorar. Tiene elementos positivos, como acceso ventajoso a financiación preferente o mayor profesionalización de la gestión, pero también existe el peligro de la posible divergencia de enfoques entre los inversores y nuestra empresa, sobre todo en lo referente a beneficios, y estos conflictos pueden crecer en el tiempo. La estrategia de salida a medio plazo del inversor puede llegar a chocar con la necesidad de dedicar todos los recursos de la empresa a su propia consolidación.
Concluimos, por tanto, que en un proyecto de internacionalización de una pequeña empresa es prioritario contemplar y planificar los mecanismos para que pueda acceder a los mismos recursos que una empresa de mayor dimensión, mediante recursos tecnológicos de bajo coste, alternativas de financiación, redes de contactos y una gran cantidad de trabajo y esfuerzo. Este es un tema crucial para nosotros, que ya tratamos en nuestro artículo para bspreviews y que es de extraordinaria importancia en la internacionalización de la creatividad.