H&M, Ikea, Spotfy, Candy Crush... los suecos siguen viniendo a España
Una relación más estrecha. Proyectos empresariales muy consolidados como Ikea o H&M y Ericsson o Scania y más recientemente Spotify o King (padre de Candy Crush) han conseguido un éxito global al que España no es ajena. A estas grandes compañías suecas se han sumado los negocios de envergadura más reducida que han impulsado los emprendedores suecos y que llegan a España de la mano de la consultora Result, que dirige Albin Tiusanen. «Suecia ocupa el décimoquinto puesto en volumen de inversiones en España y el cuarto entre los países europeos», afirma el consultor. «Una reciente encuesta encargada por la Cámara de Comercio Hispano Sueca ha puesto de manifiesto que, aunque tienen una mala percepción de la situación actual, están seguros de que mejorará, especialmente las pymes establecidas aquí», añade.
Las oportunidades en España. Suecia ve en España un «gran mercado» que además «puede abrir puertas a otras áreas comerciales mundiales». «El potencial para crear una empresa en España es alto», resalta Tiusanen. Y es porque la crisis ha despertado el interés de los consumidores por la relación precio-calidad y ha acelerado los cambios en los hábitos de compra. «El consumidor español está cada vez más interesado por el e-commerce y busca el mejor producto al mejor precio», explica.
Las diferencias a solucionar. Aunque tienen puntos en común, todavía existen diferencias que pulir entre el mercado español y el sueco. Una de ellas viene de la distintas visiones empresariales. La estructura empresarial sueca, por ejemplo, es «muy horizontal». «El ejecutivo asume el papel de gestor independiente, hay igualdad de género y exige transparencia», comenta el consultor, «cada trabajador es concebido como un emprendedor por sí mismo». A juicio de Tiusanen, ésta es precisamente una de las asignaturas pendientes de las grandes compañías españolas. «Hay personal dentro de la propia empresa que son emprendedores y admitir que, como todo emprendedor, pueden fracasar, fallar y que si fallan no tienen porqué echarlos», destaca. «Es defender y fomentar el capital intelectual que tienen las personas», agrega.
Artículo de El Mundo 10 de junio 2014.