Anders Brundin Presidente de la Cámara de Comercio Hispano-Sueca: 

“Las Cámaras deben luchar contra las tendencias políticas que persiguen el aislamiento”

anders brundin nacho martín el economista

Creditos foto: Nacho Martín, El Economista

Desde hace un año, Anders Brundin es el presidente de la Cámara de Comercio Hispano-Sueca, una asociación sin ánimo de lucro fundada hace 65 años y con más de 250 socios. Fomentar las relaciones empresariales entre ambos países, así como ofrecer apoyo a los emprendedores, son algunos de sus objetivos.

¿Qué balance hace al frente de la Cámara de Comercio?
El nombramiento fue un gran honor. Hace poco, hemos celebrado el 65 aniversario de la institución. Debido a su tamaño, Suecia siempre ha sido un país muy abierto al exterior, con grandes empresas multinacionales, muy enfocadas en la actividad exportadora… Es cierto que esto sigue siendo así y, de hecho, estas compañías son muy importantes para la Cámara, pero también es verdad que hay cada vez más empresas pequeñas y medianas, sobre todo en el ámbito de la economía digital, con emprendedores suecos que están en España.

Esto refleja lo que está pasando en Suecia. Ejemplo de ello son Skype o Spotify. Sin embargo, la Cámara no sólo trabaja para ayudar a empresas suecas afincadas en España, sino que también ayuda a compañías españolas que quieren entrar en el mercado sueco. Trabajamos activamente en ambos sentidos.

¿Qué cometido tienen este tipo de instituciones?

Yo creo que las cámaras de comercio en Europa cumplen una función muy importante porque hay tendencias políticas que persiguen el aislamiento entre los países y tenemos que luchar contra eso.

¿Cómo es la relación comercial entre ambos países?

Hay grandes diferencias comercia-les entre Suecia y España, pero debemos saber aprovechar estos con-trastes. Por ejemplo, hay dificulta-des en la comunicación. El sueco es muy planificador, quiere seguir las reglas, se toma mucho tiempo para decidir y esto puede ser frustran-te para los latinos. En Suecia, solemos comprobar que todo el equipo esté de acuerdo antes de tomar una decisión. En la cultura latina impera más lo que el jefe dice, por lo que el proceso es más contundente.

¿Qué les atrae a las empresas españolas de Suecia?

Depende del sector. Por ejemplo, en el ámbito digital, Estocolmo está teniendo fama ahora de ser la cuna de muchas empresas de este tipo, junto con otros núcleos como Sillicon Valley, Singapur, Berlín... El sector de la infraestructura también es muy atractivo porque Suecia tiene pendiente la modernización de las infraestructuras y aquí hay oportunidades para empresas constructoras y de transporte. Otro aspecto interesante y que queremos lograr es que las compañías españolas comprendan que utilizando Suecia como base se puede ir a Noruega, a Dinamarca, a los países bálticos… Estamos intentando dar publicidad a Suecia como base de negocio para acceder a estos países, lo que nos llevaría a hablar de un mercado de 40 o 50 millones de habitantes.

¿Y viceversa?

España es un mercado grande, de casi 50 millones de habitantes, con una economía que ha tenido un crecimiento impresionante en los últimos 25 años. También ha sido tradicionalmente un puente para seguir hacia Latinoamérica. En ciertos sectores como construcción o telecomunicaciones, España está muy avanzada. Además, desde la transición ha sido un país muy estable políticamente, comparado con otros países como Italia. Por su par-te, Francia se percibe como un país conservador, con dificultades para adaptarse a la globalización, mientras que España siempre ha estado con los brazos abiertos.

¿Cuáles son los planes de futuro de la Cámara de Comercio?

Seguir trabajando en las dos direcciones y promover valores éticos como la transparencia, la ética, la innovación y la sostenibilidad.

Carrera: Estudió Economía en la Escuela de Economía de Estocolmo.
Trayectoria: Antes de llegar a Ericsson Iberia, trabajó como director financiero en el sector de las telecomunicaciones –en tres compañías diferentes– y en una empresa de gases industriales.
Aficiones: Le gusta practicar deportes como el tenis, el golf o el esquí.

 

Fuente: Sérvula Bueno, El Economista, 7 julio, 2016

 

 

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