En el mundo digital, la publicidad no solo supone un importante pilar para el negocio de muchas empresas, sino que cada día parece estar creciendo a pasos agigantados su peso para la toma de muchas decisiones que sostienen la economía global.

Hay que tener en cuenta que, desde hace tiempo, en el mundo digital, gracias a la tecnología cookie, las terceras empresas han podido adaptar y personalizar su publicidad a los usuarios conforme a la navegación, suponiendo ello una importante fuente de ingresos. Sin embargo, todo parece tener un fin y sí, parece que Google quiere cambiar esta forma de operar en publicidad y pretende suprimir las cookies en su navegador Chrome.

Para ello Google ha creado Privacy Sandbox, una tecnología que permitirá dirigir los anuncios a los usuarios, pero sin tener que hacer uso de sus datos personales. La herramienta busca dar un vuelco a la publicidad programática, respectando la privacidad y a la vez alcanzando las expectativas de los anunciantes.

Aunque es verdad que la industria no solo ha dependido de las cookies, ya realizó adaptaciones gracias a las llamadas “huellas digitales” de los dispositivos. Una práctica que implica adaptar la configuración del navegador del usuario en un esfuerzo por construir un perfil único sobre quiénes son los usuarios sin necesidad de tecnología cookie.

Sin embargo, Google pretende crear un nuevo estándar en el mercado, que se apoya en un respeto por la privacidad, pero que, hasta no ver los resultados, los anunciantes no creen en el cambio, y menos sabiendo que la herramienta es propiedad de Google puesto que se puede sospechar que el negocio pueda tornarse hacía sus intereses.

Pero son tantas las cuestiones que aún deben de verse en la práctica, que aún sobre el papel ya empieza a tener importantes problemas, como, por ejemplo, la existencia de los sistemas de marketing de afiliación, en donde se gana comisión por venta, gracias al rastreo mediante cookies.

Desde luego es una herramienta interesante de cara al usuario, con una estrategia para hacer un estándar de web con privacidad por defecto, pero que deberá pulir muchos aspectos si quiere ser aceptada en el mercado.

Veremos qué opinión tienen las demás compañías de la industria, pero lo último que quiere Google es fragmentar la web y suponer un conflicto de intereses. De hecho, es difícil saber si Google va a poder llegar a un acuerdo con el resto de compañías, puesto que, por ejemplo, Apple y Mozilla descartan el uso de cookies y derivados nuevos que supongan un rastreo.

En cualquier caso, la última palabra la tiene Google, y hay que tener en cuenta que hay una economía muy importante que depende de los movimientos del gigante de internet.
Se espera un despliegue gradual, por lo que veremos los avances del Privacy Sandbox durante los dos próximos años


 Letslaw

Compartir: